miércoles, febrero 22, 2017

Get it

Me pasé gran parte del Camino pensando sobre esta cuestión de ir siempre contra la corriente y nunca hacer lo que se espera que haga, y todos los que no entienden porqué hago estas cosas como caminar 800 km solo por gusto. 
La frase todo el viaje fue "some people just don´t get it" (probablemente esté mal expresado porque mi inglés es muy viceral pero poco académico, como yo, claro). La cosa es que así me siento y me he sentido muchas veces en esta vida. Muchas personas simplemente no lo entienden. Siempre creí que el problema era mío, que la equivocada de modo era yo, incluso he tratado de cambiar y ser "más normal" pero yo realmente disfruto ser así. Caminar 800 km solo por gusto y pensar en volver a hacerlo, esa soy yo. Decir abiertamente que a veces no quiero volver a casa, pensar en viajar a los lugares más inhóspitos del mundo, esa soy yo, aunque mucha gente no lo entienda.
Todo esto me vino a la cabeza esta tarde cuando hablando con unas amigas, que me han visto en mis peores momentos y creo que por eso me quieren y me aguantan tanto, les comenté de mi nueva locura: quiero volver a hacer el Camino de Santiago, probablemente el año que viene. Y una de ellas, sin escandalizarse ni retarme ni cambiar de tema, simplemente dijo: "volvé y volvé. Volvé a hacer el camino pero volvé a casa". 
Y ahi entendí que los que no entienden, o no se pueden poner en mi lugar, no son demasiado cuerdos sino que capaz solo tienen miedo de que yo no vuelva más. Y todo tuvo sentido. 
Creo que tendría que tatuarme eso.

The thing is that some people do get it!

martes, noviembre 29, 2016

Todavía

Pasaron tres meses del primer día. Todavía me despierto a la madrugada, antes que amanezca, tal vez por esa necesidad de salir a caminar con el aire fresco de la noche. Tal vez porque todavía no volví a acostumbrarme a mi cama o a Buenos Aires. Creo que podría acostumbrarme a cualquier ciudad pero nunca a Buenos Aires. Es esa rebeldía chiquita de no querer ceder: nunca a Buenos Aires.
Todavía extraño la tortilla de cada desayuno, todavía me sorprendo a veces pensando y hablando sola en inglés, todavía brindo por un día más, todavía me duelen los pies. Todavía sigo sin saber para qué me fui, ni porqué volví. Todavía creo que soy igual de valiente que cobarde, todavía lloro por cualquier cosa. Todavía tengo el impulso de querer salir corriendo, o esos abrazos al final del día, los de recompensa por haber llegado, todavía los necesito. Colecciono un montón de todavías. Por ejemplo todavía no guardé la mochila y compré botas nuevas, just in case...

Todavía soy una extraña en todos lados, tendría que ir a ver si allá también. 

martes, noviembre 08, 2016

Post

Hace unos 3 meses escribía sobre el miedo que me había causado darme cuenta del viaje que estaba por arrancar. Esto de viajar muy lejos, y hacerlo sola. De que no sea un viaje convencional con todas las garantías de que nada podría pasarme.
Hoy, luego del viaje, el mejor que haya hecho en toda mi vida, puedo decir que más miedo da estar de vuelta. Miedo de no estar a la altura de esa valiente, feliz, libre y genial persona que pude ser estando allá. Miedo de no poder traer todo lo que aprendí. Miedo de sentirme muy sola porque no logro explicar todo esto que pasa a los demás y por eso no me entienden. Miedo de no conectar. Miedo de apagarme.
Cómo se vuelve? Cómo se adaptan los mundos? Me lo pregunté durante medio viaje, me lo sigo preguntando hoy y no tengo la más mínima idea.
Vale la pena entonces? Todo este mambo en la cabeza? Este pisotón de elefante en el pecho?
No tengo más que más preguntas en este regreso. Y miedo.