jueves, octubre 30, 2014

Selfie.

Frío en todo el año. Calorcito en vacaciones, especialmente si son en la playa. La playa. Mar y viento. Uff el viento... Me siento a salvo cuando corre el viento, y más si corre desde el sur. Las cosas malas pasan cuando no hay viento. A veces en Buenos Aires no hay viento y me da miedo. A veces también llueve y la gente se pone rara. Nunca pude entender porqué tanto problema porque llueva, la lluvia es agua y el agua nunca puede hacer mal. El agua me gusta, en cualquiera de sus presentaciones. Más el mar claro, pero la lluvia también, me trae de vuelta. También me gustan otras muchas cosas, me gusta caminar y buscar buenas fotos, descubrir lugares nuevos, viajar. Podría vivir de viaje y no volver más. Y si lo pienso un poco, no es eso lo que hago? Siempre el bolso listo, sin raíces y adaptada a cualquier distancia. Eso es un poco estar preparado para vivir de viaje. Las raíces son complicadas, porque atan aunque en algunos momentos de la vida uno las necesite y las busque, porque siempre necesitamos reafirmarnos. Si se logra ser feliz por sobre ellas o sin ellas, las raíces se convierten en otra cosa, capaz también en un bolso siempre listo. Y para no llamar tanto la atención uno se busca esas otras raíces, que no nos atan a los lugares sino algo más etéreo pero fuerte. Uno se busca personas a las que volver, abrazos. En cada punto cardinal. Así el bolso siempre listo tiene más excusas. Meter los pies en el mar así sea pleno julio, llegar y servirse un whisky, o un mate... rituales obligados a los que esperamos volver... Eso son las raíces de los que renegamos de las raíces. Soy una persona complicada, eso creí toda la vida y me lo confirma que mucha gente no me entienda. Las personas comunes no entienden las cosas complicadas. A veces me gustaría ser más común, pero me aburriría mucho. Me aburro mucho, todo el tiempo. Algunas cosas interesantes a mi me aburren y muchas cosas insignificantes me mantienen atenta mucho tiempo. Capaz por esto nadie me entiende. Yo tampoco los entiendo a ellos claro, pero es normal y disimulo. Entender es difícil, es más fácil acostumbrarse. No me gusta acostumbrarme, sobre todo a que las cosas malas pasen. Acostumbrarse es resignarse y aburrirse. No sirvo para eso, nunca pude solo dejar pasar las cosas. Aunque las cosas a veces pasan sin la intervención de uno... que son las que pasan cuando no hay viento, al menos en esta ciudad. Tampoco me gusta mucho esta ciudad, me abruma y me aburre, entre otros muchos problemas que tiene. Pero es contradictoria, en eso nos parecemos. Está todo mal y sigue ahí inmutable, sin que nada la saque de su eje, como yo cuando me río. Me río mucho, y con ruido. Me gusta encontrar cosas que me hagan reír, me recuerdan que no todo es quieto y soso, es importante cada tanto chequear que uno todavía tiene la capacidad de reírse, es como chequear el pulso. A veces paso mucho tiempo sin reírme, es cuando paso mucho tiempo en esta ciudad. Podría haber amado esta ciudad pero justamente me quedé mucho tiempo y nuestra relación se desgastó, muy probablemente porque no le tengo paciencia, y porque no tiene mar ni frío, que es esencial para ser feliz. Igual soy feliz, más por terquedad que por habilidad o mérito, creo soy feliz para molestar, para ir contra la corriente. Qué dirán de mi? Una loca de mierda. Para esos que no me conocen lo suficiente ni me entienden, soy una loca de mierda. Hay otros, que sí me conocen o al menos me quieren, esos que van a leer esto. Ellos, dicen que soy una loca linda.