Hace un tiempo que viene haciéndose repetitivo (o crónico más bien) el tema del no entendimiento de los demás hacia el tipo de relación que tengo con EL. Siempre me causó gracia que nadie (o el 98% de los amigos/conocidos/familiares/compañerosdetrabajo y otros) no nos entienda y siempre fue razón extra de orgullo para mí, pero a esta altura les diré que me rompe un poco las pelotas, y también me preocupa.
Esto de andar siempre contra la corriente es muy divertido, es hasta uno de los pilares de mi forma de ser, yo voy donde quiero ir y donde considero oportuno y sano ir, no donde me digan que tengo que ir. Pero hay ocasiones, cuestiones cotidianas mínimas, que me hacen dudar del correcto sentido de mi andar. Lo bueno es que EL quiere andar así también, conmigo, significa que tal mal no estoy, o estamos muy mal los dos, pero venimos hace muchos años (muchos en serio) así y tan mal no nos va.
El tema en cuestión es la libertad y el amor. De ahi parten otros sustantivos como la paciencia, sentido común, respeto y confianza. Son claramente sustantivos de mucho peso, pero que nadie parece valorar cuando son así de volátiles y si no los tienen hiper controlados no saben qué hacer. No los juzgo, simplemente no comparto esa forma de vivir.
Básicamente: no me gusta que me controlen, no me gusta que me digan lo que puedo y no hacer, no me gusta que decidan qué está bien o mal para mi vida, no me gusta que me juzguen. Valoro muchísimo mi libertad y creo ser digna depositaria de la confianza de las personas, puesto que me esfuerzo diariamente en no defraudar a los que me importan (no se si lo logro, pero me esfuerzo por hacerlo). Siendo que EL respeta todo esto, lo entiende y lo vive así como yo, me pregunto qué mierda se meten todos a opinar sobre lo que ni siquiera entienden?
Me parece que estoy hablando muy en clave no? La cosa es que cada vez que EL o yo hacemos algo separados siempre siempre alguien dice "y vas sola? y no vas con EL?" y lo peor "EL te deja que vayas sola?". EL no es mi papá, y jamás va a decirme "no te dejo ir", a lo sumo me dirá que le molesta algo que estoy haciendo pero pensar siquiera en dar o negar permisos no está en nuestra forma de pareja ni en nuestra forma de ser. Obviamente al revés es el mismo caso, quién soy yo para decirle que no puede hacer algo?
Ahora bien, el problema continúa cuando además de hacer cosas por separado, esas cosas se comparten con otras personas, y aún peor es cuando esas otras personas son amigos del sexo opuesto. Ahi les agarra a todos una especie de brote ético religioso y empiezan con las conjeturas. Ya me conocieron así la gran mayoría de los opinadores moralistas, no se de qué se sorprenden. Son dos cuestiones, por un lado es dilucidar porqué consideran que hacer cosas con mis amigos (hombres) significa que va a pasar algo. No se cómo aclararles que no me cojo a mis amigos. Simplemente porque son mis amigos y si en algo me conocen saben que defiendo esas amistades con los dientes si es necesario: mis amigos son mi vida y no me los cojo porque no me calientan, porque son a m i g o s, porque jamás cagaría eso y porque estoy muy bien con EL y no me interesa ni quiero cagarlo. Que haga cosas con mis amigos, viajes por ejemplo, es parte de mi vida, es parte de lo que soy. EL a todo esto, no tiene ningún problema y hace con su vida y sus amigos (y amigas) lo mismo, con lo cual, es un acuerdo tácito de salud emocional y respeto mutuo. Por otro lado y más simple aún: tenemos actividades y gustos dintintos. Compartir lo que no queremos compartir es asfixiar al otro al reverendísimo pedo. Para qué voy a ir yo a un recital con EL si a EL no le gusta esa música? Para cagarle la noche? Para qué voy a ir yo a una salida con sus amigos cuando no me interesa lo que van a hablar/hacer? Para aburrirme?
Obviamente a esta altura uno ya está curtido, opta por reirse y yo me río, mucho, como siempre. Pero sigo sin poder ver qué es lo que no entienden de todo esto y me sigo preguntando si estaremos EL y yo, tan equivocados...